domingo, 15 de abril de 2012

Paquidermos

Que noble y valiente actividad, que manera tan graciosa y edificante de matar el tiempo, irse a África a reventarle los sesos a un elefante. A Juan Carlos se le deberían haber quitado las ganas de dispararle a la cabeza a nada ni a nadie el día que, teniendo él 18 años, le metió un tiro entre ceja y ceja a su hermano Alfonso de 14 años y lo dejó allí tieso al instante. Por lo visto fue un accidente, o tal vez no, a saber, porque visto lo visto parece que al tipo le va la marcha. Puestos a ello podría dedicarse a cargarse a sus yernos. Nos iría mejor a todos y sobre todo les iría mucho mejor a los elefantes.