domingo, 20 de septiembre de 2009

Sinvergüenzas

Vamos camino de salir de la crisis, dicen. Se equivocan en la persona del verbo, no es primera del plural sino tercera. Ellos van camino de salir de la crisis, no nosotros. Por ellos, me refiero a los que la causaron, es decir, bancos, empresas financieras, brokers, mercados de valores y multinacionales varias en general. No es que vayan a salir, es que los hemos sacado, entre todos, con un esfuerzo descomunal y sin precedentes. Para ello, para sacarlos de la crisis, han recibido ayudas de gobiernos que se dicen liberales y capitalistas pero que sacarían los colores a cualquier estado comunista. Ayudas vergonzosas para que ellos sigan repartiéndose dividendos con tantos ceros que mi calculadora de bolsillo no pude contabilizarlos. Para ir camino de salir de la crisis, han necesitado despedir a millones de trabajadores que ahora están en el paro cobrando subsidios pagados con nuestros impuestos, dinero nuestro que debería estar siendo utilizado en otras cosas pero que se agota como agua saliendo de un grifo mal cerrado por el aluvión de ayudas que el estado debe dar a las víctimas de los que ahora dicen que están a punto de salir de la crisis. Perdonen, señores economistas y gobernantes, pero yo no necesito una calculadora, ni tan siquiera los dedos de la mano, para decirles que de esta crisis habremos salido el día que todas las personas que se han quedado sin trabajo lo hayan recuperado. Y, por favor, no se olviden de exigir a las empresas beneficiarias de su generoso arrebato de socialismo económico que devuelvan hasta el último céntimo del dinero que se han llevado de las arcas de nuestro estado. Es un dinero que teníamos ahorrado para cubrir otros supuestos y necesidades. Desde luego no para permitirles a ellos seguir pagándose bonos terroríficos y seguir riéndose a mandíbula batiente como si nada hubiera pasado. Son solo una panda de sinvergüenzas.

Buitres

Estoy leyendo, en un artículo del diario El País del domingo 20 de Septiembre, las declaraciones de algunos de los asistentes a la Junta Directiva Nacional del PP, y siento como si me hubieran dado una auténtica bofetada cuando me encuentro con esta frase “La gente empieza a oler la victoria y el poder”. Qué bien define esta sola sentencia la triste realidad de nuestra democracia, y posiblemente de todas las democracias. Qué bien sugiere, y qué fácil es imaginar leyéndola, la imagen de los políticos ahí, al acecho, como buitres carroñeros esperando a que muera el enemigo para lanzarse sobre él y despedazarlo. No, un momento, aún peor, porque estos buitres, al contrario que los otros, no solamente esperan, sino que activamente hacen todo lo que sea posible por ayudar a su enemigo a morir, e incluso, si llega el caso, son capaces de hacer lo que sea necesario para evitar que sane. Y entre todas las cosas posibles que están dispuestos a hacer figura por supuesto no echar una mano jamás, no dar la razón jamás, y dejar si es necesario que el barco llamado España se hunda, de hecho cuanto más se hunda mejor, mejores noticias serán, porque más fuerte será entonces el olor en el aire del poder y de la victoria que se avecina. No hablo solamente del PP, desde luego que no, obviamente hoy les toca a ellos, y es su turno ahora de buitrear, pero a otros les tocó antes y les tocará después. No hablo del PP, hablo de los políticos, todos. Políticos de cualquier signo que cuando llegan por fin a ese ansiado poder y sonríen tanto no es que se alegren por lo mucho que van a poder ayudar a los ciudadanos, no, se alegran por lo mucho que van a poderse ayudar entre ellos, por los muchos amigos que van a poder colocar y tan bien además, por el mucho dinero que van a ganar y a hacer, por el subidón de adrenalina en fin que da saber que van a poder quitar y poner y mover cargos a su antojo como si fueran peones en ese tablero de ajedrez en que convierten España cada vez que ganan unas elecciones. Leer frases repugnantes como esta un domingo por la mañana hacen que el desayuno te venga de nuevo a la boca. Los políticos dan sinceramente asco.

domingo, 13 de septiembre de 2009

España: ¿Casa o cárcel?

A todos los que hoy en día se les llena la boca con la palabra democracia yo quiero decirles que sin perjuicio de rebuscar en los anales de la historia el origen griego de la palabra y descubrir lo poco que la nuestra, por concepto y por derechos, por fortuna, se parece a la antigua democracia helena, "democracia" en el siglo XXI y en Europa es una palabra que debe principalmente significar el derecho a hablar y a ser escuchado, y no solamente el derecho a elegir periódicamente a nuestros gobernantes y dirigentes. Este último derecho está perfectamente asumido, y no necesita mayor aclaración, pues parece que es el único que todos aceptamos y entendemos. El otro derecho, sin embargo, cojea; y lo hace desde las mismas entrañas de la constitución y los estatutos de autonomía, en los que se acota todo aquello sobre lo que se puede y no se puede ni opinar ni decidir. A mí, sincera y personalmente, me gustaría de verdad saber qué opinan el pueblo catalán, el vasco y el gallego, sobre la posibilidad de convertirse en un estado independiente. Creo que todos deberíamos saberlo. Yo quiero y exijo saberlo, pues me asaltan muchas dudas sobre si el ejército español y la constitución defienden el derecho de la mayoría vasca y catalana y gallega a ser españoles o por el contrario sirven para reprimir a una mayoría vasca y catalana y gallega que quiere ser independiente. Y para mí no es lo mismo ser ciudadano de un estado opresor que se impone por la fuerza, aunque sea la fuerza de la ley, que serlo de un estado libre y democrático que protege y defiende las libertades de todos, incluso la de aquellos que quieren abrir la puerta y marcharse. ¿Es España una casa inmensa o una inmensa cárcel?

miércoles, 9 de septiembre de 2009

La otra mitad de la memoria

Cada vez que se refiere a la ley de memoria histórica, la derecha española salta con la misma cantinela: Que la ley es partidista y que ellos también tuvieron sus muertos. Tal vez el problema esté en el nombre que le han dado a la ley, que debería haberse llamado “Ley de la memoria completa” o “Ley de la otra mitad de la historia”. Porque sí, por supuesto que la derecha también tuvo sus muertos, pero lamentablemente los cadaveres que quedan tirados en la cuneta son solamente de un bando. Son muertos de izquierdas. Los otros fueron exhumados inmediatamente después de la guerra civil, sus restos enterrados con honores, sus nombres pintados en rojo en las fachadas de las iglesias de todas las plazas de todos los pueblos, bajo una frase lapidaria que todos hemos visto miles de veces de norte a sur de la geografía española: CAÍDOS POR DIOS Y POR ESPAÑA. Hubo víctimas en los dos bandos y barbaridades cometidas por ambos, cierto. Pero solamente las familias de uno de esos dos bandos pudieron cerrar sus heridas, dar sepultura a sus muertos y honrar su memoria. La ignominia quedó reservada para las víctimas del lado republicano y para sus descendientes. Ellos son los que piden justicia, dignas sepulturas para sus familiares caídos y revisión histórica. No es que los otros no la merezcan, es que los otros ya la tuvieron.